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Columna

ABANICO/ Trabajadores felices

Por Ivette Estrada

La felicidad es la piedra filosofal de nuestro tiempo. El “oro” que genera riqueza y desarrollo en las organizaciones. Y contrario a lo que asume comúnmente, se trata de una condición que puede aprenderse. Literal.

¿Cuáles son las aptitudes con mayor demanda en el mercado de trabajo? Iván Guerrero y Rosalinda Ballesteros, autores de Enfoque en liderazgo positivo, aseveran que una de las principales es la autoeficacia.

Es decir, resiliencia, flexibilidad y agilidad, motivación y autoconocimiento. También curiosidad y aprendizaje a lo largo de la vida, confiabilidad y atención al detalle. En suma: la capacidad de las personas para adaptarse a entornos adversos.

En el Foro Económico Mundial la autoeficacia aparece entre las diez aptitudes necesarias para el trabajo de hoy y del futuro. No parece raro si consideramos que la supervivencia está ligada a la rapidez de adaptación del entorno y no a la fuerza de una especie según Charles Darwin.

En el mercado laboral esta autoeficacia, asociada al propio bienestar, asciende en importancia junto con la capacidad de trabajo en equipo que implica empatía y escucha activa, liderazgo e influencia social.

“Si en las organizaciones aspiramos a la alta satisfacción, compromiso e involucramiento de las personas, es necesario comenzar a incorporar las habilidades del bienestar y del liderazgo positivo en los esquemas formativos. En otras palabras, enseñar a las personas a que sean felices y a que sean altamente productivas en el trabajo”, remarcan los directivos del Instituto de Ciencias del Bienestar Integral de la Universidad Tecmilenio.

La conexión emocional de las personas en sus trabajos es la clave para augurar mayor productividad y catapultar la innovación. Sin embargo, sólo 23% de las personas a nivel mundial se sienten involucradas en su trabajo, dice la consultora Gallup en su informe State the Global Workplace.

Ante esto, y una ascendente “renuncia silenciosa” que se evidenció globalmente tras la pandemia de Covid-19, las organizaciones deben generar acciones que incidan en el mayor bienestar de sus colaboradores.

Entre las más importantes Ballesteros y Guerrero enumeran la flexibilidad laboral, protocolos contra el acosos y hostigamiento psicológico, procesos de promoción transparentes, igualdad en las remuneraciones, promover la filosofía organizacional y realizar acciones en beneficio a la comunidad.

Sin embargo, existe una herramienta crucial en las empresas: incrementar el aprendizaje de nuevas habilidades. Ampliar el conocimiento contribuye a desarrollar recursos que elevan las capacidades para desempeñarse mejor, afrontar las exigencias laborales y fomentar una mayor autoeficacia.

La autoeficacia también eleva la autoestima y genera mayores mecanismos de resiliencia y automotivación. Paradójicamente, en México sólo 5 de cada 10 personas reciben capacitación en su trabajo según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.

Ante esto, crear diferencial y ostentar el liderazgo en la industria implica comenzar a invertir en programas orientados al desarrollo de habilidades interpersonales y de liderazgo. Es el corazón de estrategias para aumentar la productividad y eficacia organizacional. Las personas son primero.

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