Luego de que el Pleno del Senado de la República eligió a la senadora Ana Lilia Rivera Rivera como presidenta de la Mesa Directiva para el Tercer Año de Ejercicio de la LXV Legislatura, la senadora aseguró que este órgano directivo estará al servicio de todos los integrantes de la Cámara, “sin distinciones”, con respeto a la separación de poderes y a los mecanismos constitucionales de colaboración institucional.
Rivera Rivera afirmó que visualiza al Senado como un organismo plural y diverso, pero unido en su compromiso de servir al pueblo de México, con una visión que va más allá de las diferencias internas y de las fricciones partidistas.
“Mi objetivo es trabajar incansablemente para ustedes y construir puentes de diálogo basados en la confianza. La cooperación, la responsabilidad, el profesionalismo y la imparcialidad serán los ejes de mi actuación”, asentó.
Dijo que el respeto a la pluralidad y al contraste de ideas serán valores fundamentales en su gestión.
En consonancia, agregó, los objetivos centrales de la Presidencia de la Mesa Directiva serán promover la unidad y la cooperación política; garantizar que los procesos legislativos se desarrollen con estricto apego a Derecho.
Mantener al Senado como institución líder en la transparencia y rendición de cuentas; asegurar la eficiencia administrativa y velar por el óptimo desempeño de las atribuciones diplomáticas de la Cámara.
En el ámbito externo, subrayó, su Presidencia se caracterizará por el respeto a la separación de poderes, a los mecanismos constitucionales de colaboración institucional, por lo que facilitará un diálogo efectivo con la Cámara de Diputados, los otros poderes y organismos autónomos de la Unión.
“Sin lugar a duda, el desafío que tenemos ante nosotros es de la máxima envergadura, ya que quienes nos han concedido el ejercicio de esta alta responsabilidad, han dejado una marca indeleble en la historia del Poder Legislativo Federal”.
La presidenta de la Mesa Directiva enfatizó que el trabajo realizado en el Senado de la República posee la capacidad de impactar en la vida de las personas y que las decisiones tomadas en este recinto, pueden generar cambios útiles, casi imperceptibles, pero que pueden alterar radicalmente el destino de una campesina, un pequeño comerciante, una niña en situación de vulnerabilidad.
“Nuestra labor tiene el potencial de transformar las condiciones de vida de pueblos y comunidades enteras, de trazar el curso de sectores fundamentales para el desarrollo de nuestro país”.
Destacó que, a pesar de las divergencias se ha logrado avanzar en unidad, con amplios consensos. Basta mencionar las reformas constitucionales relacionadas con la Guardia Nacional, la paridad de género, los pueblos y comunidades indígenas y afromexicanos.
Además, expresó su compromiso hacia todas las mujeres en México y destacó que, por segunda vez ambas cámaras del Congreso de la Unión estarán bajo la presidencia de mujeres.
“Asumo la responsabilidad de guiar mis acciones de manera que esta segunda Legislatura de la igualdad sea un faro inspirador para todas las niñas y mujeres de nuestro país”.