PULSO
Eduardo Meraz
Alejado un tanto cuanto del pensamiento racional, el habitante temporal de Palacio Nacional manifiesta su inclinación hacia lo místico, mágico y misterioso. Detentes, estampitas, conjuros, aluxes y duendes no sólo son escudo protector; también son fuente de inspiración en la recreación mañanera del paraíso cuatroteísta circunscrito a los cuatro costados de la palaciega construcción.
En ese mundo paralelo -sin vínculo alguno al existente traspasando las vallas circundantes de la franciscana morada- no existe el dolor, no hay víctimas ni pobreza.
Sin embargo, ese edénico mundo, equiparable al Estado de bienestar de Dinamarca y con una democracia mucho mejor a la de Estados Unidos, debe ser demolido, porque a pesar de la protección ultraterrena de detentes y conjuros o la invocación de decretos religiosos, proviene del antiguo régimen. Y eso es algo inaceptable para el presidente innombrable.
Si los otros Poderes de la Unión e instituciones y organismos autónomos no se apegan a la imagen idílica del presidente sin nombre y sin palabra, no son merecedores ni de purificación alguna ni de vida eterna. Y quienes los defienden merecen ser quemados en la hoguera mediática, mientras los feligreses del cuatroteísmo gritan: ¡herejes! ¡herejes!
La ofensiva en los días recientes sobre la Suprema Corte de Justicia de la Nación y el Instituto Nacional Electoral no tiene parangón en la historia del país. Y ante la posibilidad de ver frustrados los deseos presidenciales, preparan los caballos de Troya para tomarlos por asalto, como ya lo están haciendo en el caso del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales.
También en la mira están la Universidad Nacional Autónoma de México y las demás instituciones públicas de educación superior, ante el fracaso rotundo de las mal llamadas universidades Benito Juárez.
De acuerdo con el misticismo presidencial, acceder a la gracia divina del poder ultraterreno del titular del ejecutivo, el poder judicial y los órganos autónomos deben reformarse de manera profunda, ya sea por las buenas o por las malas y sin el cuento de que la ley es la ley.
En cambio, todos los pecados del Poder Ejecutivo no sólo deben conservarse; el pensamiento místico reclama acrecentar sus facultades para regresarlo a la época en la cual se le consideraba el poder de poderes, condición alejada de las ideas republicanas de Benito Juárez, pero más apegada a Porfirio Díaz.
Hasta el pasado domingo, en el mundo mágico del mandatario sin nombre todo era color de rosa. Pero los centenares de miles de invasores concentrados en la Plaza de la Constitución y en otro centenar de ciudades le quitaron el gusto por esta tonalidad; tampoco el morado -representativo de los movimientos feministas- es de sus preferencias.
Sobre todo porque, de acuerdo con las cifras del oficialismo, existen alrededor de 25 millones de ciudadanos que no comparte ni se encuentran en el mismo universo del habitante del palacio virreinal y se pueden convertir en los chaneques que frustren sus anhelos de vida eterna del cuatroteísmo.
El presente año, con su fuerte dosis de realidad en cuanto el nivel de vida que alcancen a tener los mexicanos será fundamental para constatar si el misticismo palaciego tiene razón y sentido de ser.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
Los mal llamados “ahorros” por el combate al huachicoleo de gasolinas disminuyeron de manera significativa en 2022, al registrarse un incremento significativo en este ilícito en el que, por cierto, es vox populi que varios funcionarios públicos y dirigentes guindas son partícipes. Parece una ecuación sencilla: a menores ahorros, mayores “aportaciones al movimiento”.
@Edumermo