En México el sector de porcicultores evoluciona con sus procesos en las granjas y tecnificación en los estados; logrando el nivel de exportación y competitividad en el mercado mundial y demanda nacional; con la calidad en sus procesos y de sus productos cárnicos y derivados.
Moderna producción porcícola evoluciona y fortalece, afirman analistas. Revelan estudios e informes de instituciones que la globalización y la modernización llevan a cambios y concepción de la cultura tecnológica e innovaciones en el mercado y todos los sectores que conllevan para la calidad en la competitividad; así lo han asumido y valorado el sector porcícola en todas sus dimensiones en el campo de su producción en las granjas.
Cabe destacar que en los últimos 30 años, las granjas porcinas han evolucionado incorporando tecnologías, buscando reducir los problemas intrínsecos a la producción; mejorando la climatización, automatizando, organización en tareas; controlar mejor las posibles enfermedades, y reduciendo costos productivos, a través de la mejora productiva.
Sin embargo, en los años recientes, otros factores externos a la producción, han empezado a modular la forma en la que concebimos las granjas. Ya no es el sector que crece y cambia, buscando solucionar sus problemas, sino que otras “fuerzas” como la del consumidor, comienzan a exigir como quieren que se produzca la carne que desean consumir.
Para resumir, la forma en que concebimos las granjas que hoy se construyen ha cambiado radicalmente en los últimos 10 años, movidos tanto por factores intrínsecos como por factores extrínsecos.
Ligada a la dimensión económica y social, y vinculada con la globalización, que no es más que la difusión del paradigma de la modernización a todas las fronteras, teniendo como modelo principal a las potencias o países considerados desarrollados. Esto permea en la identidad, tradiciones y costumbres, sobre todo en los países menos desarrollados, trayendo como consecuencia la hibridación cultural o, en algunos casos, el fenómeno de la transculturación.
De hecho, modernización y globalización son dos de los conceptos más estudiados por las ciencias sociales para interpretar y analizar los cambios estructurales evidenciados dentro de la dimensión cultural.
Los sistemas porcícolas modernos se caracterizan por métodos de producción continuos, alojamiento intensivo de los animales, gran cantidad de cerdos confinados en una localidad y automatización de los procesos. La intensificación de la producción ha permitido producir cerdos en forma más eficiente y mejorando las rentabilidades del productor, aunque algunas veces se ve incrementado en riesgo potencial de que algún aspecto falle; pero prevalece la efectividad.
Mientras otros sectores, tradicionales o no de la economía, han manifestado estancamiento, desaceleración y en algunos casos hasta retroceso, la producción de cerdos ha demostrado un constante crecimiento. La producción porcina se adapta a todas las condiciones climáticas, topográficas, ambientales, económicas y culturales del país.
Invertir en cerdos siempre ha representado ganancias. No en vano fueron escogidos como símbolos de ahorro, pues representan una fuente confiable para depositar dinero, y más en el caso de la porcicultura que es una actividad altamente rentable. En ella, además de tener una inversión, generará grandes utilidades y proporcionará una fuente alimenticia de excelente calidad y a un precio accesible para la población mexicana.
La adecuación de tecnologías y otras innovaciones científicas en el aparato productivo permite perfeccionar y mejorar la efectividad de la mano de obra de la industria, para así poder competir dentro del mercado interno. Esto es notable en la modernización de aplicaciones informáticas, telecomunicaciones, computadores, líneas de ensamble y todo tipo de operaciones que garantizan un aumento de la productividad.
Por otro lado, fuera del ámbito económico, la tecnología ofrece un conjunto de beneficios para la sociedad, como por ejemplo, la comunicación entre el personal en lo laboral, la facilidad de realizar procesos, la difusión de conocimiento y otros elementos que muestran la potencialidad de la capacidad del individuo por mejorar su calidad de vida.
La Modernidad no solo plantea una serie de cambios dentro de toda la estructura política y organizacional, económica y cultural de una sociedad determinada, sino que busca promover la asimilación social de estos cambios de forma efectiva, a fin de afianzar y consolidar el pleno desarrollo y progreso social. Las teorías generadas para explicar el fenómeno de la modernización evalúan todas las variables disponibles para sustentar los estudios sobre el pleno desarrollo de las sociedades, siguiendo los diversos paradigmas que han emergido en el campo de las ciencias sociales; visión que se adecua a la evolución en el sector porcícola.
Es importante revelar que actualmente la porcicultura se mantiene como una industria importante dentro de la actividad pecuaria en el territorio nacional, generando más de un millón de toneladas anualmente y con una marcada presencia en los estados de Jalisco, Sonora y Puebla que han llegado a representar hasta un 48% de la producción y a veces se superan.
Del cerdo se ocupa prácticamente todo, principalmente la carne, piel, sangre y huesos. Aunque la mayoría es para consumo humano, también se llega a utilizar en la medicina, pues la piel debidamente asistida se emplea en el tratamiento de quemaduras en los humanos y en heridas de piel, esto debido a que es muy semejante a la piel humana.
El consumo de carne de cerdo en México es muy popular; pero los cánones dietéticos suelen recomendar un consumo limitado de la misma pues una porción de 85g de lomo de cerdo contiene 66mg de colesterol, el 22% del máximo diario recomendado; pero por otra parte traen muchos beneficios para la salud.
La porcicultura es una de las líneas de producción del sector agropecuario parte de la economía social, ya que la crianza y comercialización de los cerdos genera empleos y desarrollo en las zonas donde se realiza.
Está en marcha la modernización de la porcicultura mexicana; Como parte de la modernización de la porcicultura nacional, productores, legisladores y autoridades han reconocido la necesidad de fortalecer las medidas fitozoo sanitarias; que se aplican en el país y con ello aumentar la competitividad del sector y fortalecer el intercambio comercial con otros países y que los productores porcícolas cada vez cumplen con todo.
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El reto es no sólo ver de qué manera se inserta con el sector de decisiones de políticas, sino revertir las necesidades de carne de importación que se tiene actualmente, en donde la porcicultura nacional tiene una ventana de oportunidades muy grande para invertir y revertir esta dependencia; llegar a estar integrados con países de Iberoamérica, organismos internacionales como la FAO y la Oficina Internacional de Epizootias que permita fortalecer el intercambio de tecnologías y homologue la legislación mexicana con la de otros países, a fin de que haya reciprocidad y faciliten la exportación de carne y derivados del cerdo; que tienen en la actualidad buenos resultados, se han logrado pasos agigantados.
En México ya se trabaja en el impulso de un nuevo modelo de competitividad, con un perfil empresarial y sustentado en la conservación del medio ambiente, en donde los porcicultores dejarán de ser simplemente productores para convertirse en empresarios de la porcicultura.
Destaca por ejemplo en Yucatán donde opera una empresa llamada Grupo Porcícola Mexicano, que integra a los productores en el marco de un modelo económico diferente en donde entregan lechones al destete y se los devuelven en 160 días con un peso de 130 kilogramos para canalizarse al mercado con un mayor beneficio económico al pequeño productor e incorporarlo al mercado para facilitar procesos productivos, de comercialización y exportación.
El reto es lograr que el sector porcino vuelva insertarse como uno de los pilares de la economía mexicana; es decir, que en toda la cadena alimentaria seamos autosuficientes, con políticas públicas que sean detonantes del crecimiento, en donde la competitividad aumente.
La porcicultura es toda una actividad milenaria; tenemos que remontarnos mucho tiempo atrás en la historia para poder comprender a fondo. Existen dos procesos paralelos de domesticación del cerdo, uno en oriente próximo hace unos 13,000 años y otro en China fechado en los 4,900 a.c. lo cual convierte al cerdo en uno de los primeros animales utilizados por el ser humano. Desde sus inicios algunos pueblos consumían su carne y otros la consideraban indeseable.
Posteriormente se comenzó la domesticación del cerdo en Europa, la cual se dio alrededor de 1500 años a.c. Después de la edad media se dividió a los porcinos en 3 grandes grupos: los cerdos asiáticos de cuerpo corto y grueso, los cerdos nórdicos de cuerpo alargado y extremidades altas con el dorso arqueado y los cerdos mediterráneos de características intermedias como una cruza de los dos anteriores.
Fue la última especie la que viajó con Cristóbal Colón a Cuba en 1493, donde se expandieron a Colombia, Venezuela, Perú y Ecuador. Pero fue hasta el siguiente siglo que las especies tanto asiática como europea llegaron a México con los españoles capitaneados por Hernán Cortés, y al reproducirse sin ningún tipo de control dieron origen a los cerdos criollos.
Fue hasta el siglo XX que se importaron razas mejoradas y durante varias décadas la porcicultura creció hasta convertirse en la segunda fuente de abastecimiento de carne en México, e incluso, se convirtió en el sistema ganadero más importante del país por volumen de producción en la década de los setenta aumentando el consumo per cápita.
Tradicionalmente las etapas de la producción de la porcicultura que comprenden la gestación, maternidad, destete, preengorda y engorda se desarrollan en su totalidad en cada unidad de producción, representando riesgos importantes ante brotes de enfermedad que afecten la salud de los cerdos, que llega a multiplicarse en estas etapas e incluso entre granjas y, aún más, entre regiones porcícolas, causando daños productivos y económicos serios.
En México se ha iniciado la implementación de un sistema de producción que consiste en desarrollar las etapas antes descritas de forma separada, creando dos sitios de producción, uno para la gestación, maternidad y destete, y otro para la preengorda y engorda.
La primera etapa debe establecerse en lugares alejados de las áreas porcícolas existentes, estableciendo tecnología de última generación que permita una mayor automatización de las actividades y estrictos protocolos sanitarios que garanticen el control de la entrada y salida de animales y personas a las instalaciones.
Este modelo de producción, además de disminuir en gran medida los problemas sanitarios, permite mejorar la eficiencia de los parámetros productivos de las unidades de producción, como son el número de lechones destetados y el peso de éstos al destete.
La segunda etapa considera una modernización de las instalaciones para realizar la preengorda y engorda permitiendo un manejo adecuado de lotes de cerdos en procesos de engorda y, por consecuencia, de una mayor eficiencia en la alimentación y manejo de los cerdos, logrando con esto producir cerdos finalizados de mayor peso y tamaño uniforme, una disminución considerable en días de engorda, costos de producción y, por lo tanto, de la rentabilidad para las unidades de producción.
Estos modelos de producción requieren contar con personal altamente especializado que los comprenda y ejecute debidamente, que bien pueden ser desarrollados por productores organizados que compartan y unan esfuerzos y recursos para crear unidades productivas de mayor tamaño, o bien, creando esquemas asociativos de aparecería y arrendamiento de granjas en alianza con empresas tractoras que conozcan y están integradas a los mercados.
Dentro de los principales beneficios están la eliminación y disminución de problemas sanitarios. Articulación de sinergia a los diversos actores de la red porcícola. Aumento en la rentabilidad del productor, industrializador y del comercializador. Disminución de costos productivos; abastecimiento oportuno de materia prima de la industria. Acceso de los productores al financiamiento, y convertir sistemas de producción tradicionales en proyectos de éxito sostenible.
Estos modelos de producción, son también impulsados por FIRA en el país, se canalizan financiamiento, asistencia técnica y capacitación, y se les fortalece con el programa de Fomento Ganadero establecido entre FIRA y la Sagarpa para contribuir con una porcicultura moderna y competitiva.
En el 2016, el principal productor de carne de cerdo era China, pues genera 46.6% de la producción mundial. México por su parte, contribuye con 1.1%, ocupando el decimoquinto lugar de la producción mundial.
Durante el periodo del 2005 al 2014, la producción mundial de carne de porcino presentó un crecimiento sostenido de 93.8 a 110.5 millones de toneladas.
México exportó en el 2014, 90,000 toneladas de carne de cerdo, volumen equivalente a 160,000 toneladas de carne en canal, lo que representó divisas por 430 millones de dólares.
El destino de estas exportaciones fueron: Japón con 81.9%, Corea del Sur con 9.4%, y Estados Unidos 8.5%, volúmenes marginales se destinaron a Canadá, China y Singapur.
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Los datos mencionados corroboran que la producción e industrialización de carne de cerdo que se realiza en México tiene la calidad y competitividad para continuar con la exportación de este tipo de carne; estos antecedentes respaldan la gran exportación que tiene México para países europeos; orientales y Estados Unidos.
Ahora bien, para atender la demanda de los mercados internacionales y locales se han fortalecIdo los sistemas de producción a través de la implementación de proyectos de inversión encaminados a lograr la modernización y especialización productiva que permita, entre otras cosas, la integración de los distintos actores de la red, la atención de los problemas sanitarios y la mejora de la productividad y rentabilidad de los sistemas de producción. En este modelo de modernización y especialización productiva el papel de las empresas tractoras es fundamental. Pero sobre todo la tecnología que está a la vanguardia.
Históricamente, la porcicultura se ha desarrollado en sistemas de ciclo completo y que va en la evolución de la modernidad ante la desafiante competitividad. Por eso actualmente, la tendencia del modelo de producción busca la especialización productiva para contrarrestar la presencia de brotes sanitarios y mejorar los parámetros productivos y económicos.
La especialización productiva porcícola puede variar en cuanto a la forma de su ordenamiento y ejecución, pero es común en sus principios porque se basa en procesos sostenibles e innovadores que buscan fortalecer a los actores de la red, estableciendo una relación de negocio de largo plazo.
La implementación de proyectos de inversión para lograr la modernización y eficiencia productiva de la porcicultura requiere de esquemas de financiamiento apropiados en lo que se refiere a montos, plazos y sistema de amortización de los créditos; así como la de los distintos intermediarios financieros tienen un papel preponderante para apoyar la transición hacia una porcicultura moderna y competitiva en los diferentes mercados del mundo.
Durante la última década, la producción nacional de carne de cerdo ha presentado un continuo crecimiento, con perspectiva favorable para continuar en este sentido durante los próximos años como consecuencia de los accesibles precios de los principales granos y subproductos utilizados en la alimentación animal, así como por la continua incorporación de nuevas líneas genéticas, por el mejoramiento de las técnicas de manejo del ganado en granja, y por el incremento en los pesos del ganado al sacrificio que han permitido obtener mayor producción de carne con menor número de animales sacrificados.
Como parte de las acciones estratégicas que actualmente se emprenden, están las siguientes: las granjas comerciales continúan realizando inversiones en infraestructura para hacer frente a los desafíos de los problemas sanitarios, operando de tal forma con estrictas medidas de bioseguridad y a las grandes demandas del mercado; modernización en la agroindustria. Quienes requieren apoyos de Sagarpa y financiamiento se promueven nuevas inversiones para modernizar y ampliar las líneas de procesos en los rastros TIF y procesadoras de productos cárnicos.
Impulso al desarrollo de proveedores de la agroindustria, con financiamiento y sobre todo con consultoría, capacitación y asistencia técnica al productor para que obtenga un producto de calidad y diferenciado. Todo suma para satisfacer la demanda del mercado interno y externo.
Por último, gracias a las nuevas tecnologías tenemos la especialización de los sistemas de producción, donde el productor se enfoca únicamente a una fase de la producción con mejor control de los parámetros productivos, modelo que ha dado excelentes resultados en el norte y sureste del país.
Para el futuro será necesario analizar las tendencias del mercado para conocer mejor lo que está requiriendo el consumidor. Sin embargo, en México tenemos un reto aún más complejo, ser autosuficientes para abastecer nuestro mercado. Por lo cual debemos seguir invirtiendo en infraestructura y nuevas tecnologías para bajar costos, incrementar producción y mejorar la calidad convirtiendo a nuestra industria nacional en nuestro consumidor.
En el futuro es importante poner atención en las siguientes tecnologías: bienestar animal, tendencia que cada año está tomando más importancia. Para el 2025 se prevé que las grandes empresas productoras del mundo eliminen el uso de jaulas.
Sustentabilidad, refiriéndonos a lo económico, ambiental y social, aunque lo primero es lo más importante para las empresas. Se deberá seguir trabajando en que se implementen medidas de cuidado del medio ambiente. Establecer políticas para que el capital humano alcance su trascendencia profesional y personal.
Por último, la trasformación digital para que las granjas trabajen con software de producción logrando con ello una ganadería de precisión.
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Es importante ver la producción y consumo de carne de cerdo mundial y nacional, así como también la balanza comercial deficitaria que tiene México y cómo se vería la porcicultura próximos años. La modernización de los sistemas de producción se estará realizando en los tres rubros más importantes de la producción. Con respecto a la genética, se utilizarán genotipos en función de la exigencia del mercado.
Por lo que toca a la alimentación, se demandarán ingredientes inocuos para la elaboración de los fórmulas balanceadas. En términos del confort que se deberá dar a los animales a través de infraestructura y equipo especializado para tratar de evitar cualquier estrés que pueda afectar el bienestar animal.
Otro reto en la producción de carne de cerdo es la alta volatilidad de los precios de los granos. Los cuales se utilizan como base para la alimentación del ganado en general e influyen directamente en el precio de la carne. Éste a su vez tiene un efecto inverso en el consumo.
En conclusión, la porcicultura mexicana se prevé más fortalecida y moderna en su tecnificación. Así mismo y como en los principales países productores, los sistemas de producción buscarán ser sostenibles, implementando procesos que mitiguen el impacto al medio ambiente. Donde también la inteligencia artificial, también en las granjas tiene su uso e influencia para buenos resultados y millonarias ganancias.